EFECTOS DE LAS INDUSTRIAS CULTURALES
Alejandra Ledezma
Hace más de 70 años que el término industrias culturales fue acuñado por Adorno y Horkrheimer, con estas palabras se ha tratado de explicar el cambio en el proceso de transmisión de la cultura.
Actualmente vivimos de manera cotidiana una situación peculiar: la cultura en nuestros días se ha mercantilizado al grado que pagamos por todo: por el “buen” dormir, por el “bien” comer, por el “bien” reír o por el “bien” hablar; la publicidad de ha convertido en el elixir diario de miles o millones de personas. Las enormes cantidades de productos fabricados pueden ser reproducidas o copiadas… ¡así es! Compramos copias con el afán de aparentar solvencia económica o status social. Nos hemos convertido en personas alienadas hasta la conciencia que compran y consumen sin reflexionar respecto a la pertinencia o utilidad de lo que adquirimos.
¿Esta situación prevalecerá? Seguramente sí, lo necesario y urgente será pensar detenidamente si lo que compramos es necesario. Deberemos hacer un pequeño alto y decidir si los productos que compramos son realmente indispensables para nuestra vida. No creamos todo lo que en la publicidad se dice, finalmente, mucho de lo que en ella se menciona es mentira.
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